lunes, 1 de octubre de 2018

DIARIO DE UN PAPA PRIMERIZO: Los Rodríguez de Rodríguez III

   Si alguien se encuentra un reguero de leche desde Corrida hasta los Jesuitas lo siento, he sido yo. Me dejé el biberón mal cerrado dentro del carricoche y fui dejando rastro.
Al llegar a casa todo a la lavadora. Después de un rato descifrando el programa aquello empieza a funcionar y ante mis ojos empieza a girar dentro del tambor un paquete entero de Kleenex mentolados. ¿Alguien sabe como coño se para una lavadora en funcionamiento? ¿Y por qué no deja abrir la puerta? 
Quedan 24 horas. Vamos!!!!

martes, 18 de septiembre de 2018

DIARIO DE UN PAPA PRIMERIZO: Los Rodríguez de Rodríguez II

   Por el momento parece que la suerte nos acompaña. Desde hace unas semanas estamos dándole papillas a Mateo, pero las come regular. Unas cucharadas y se cansa. Hoy por primera vez, y justo cuando estoy sólo al cargo, se tomado el potito entero a la hora de comer sin rechistar. ¿Le estaré haciendo pasar mucha hambre?

DIARIO DE UN PAPA PRIMERIZO: Los Rodriguez de Rodríguez I

   Esto promete. La mamá se marcha a Londres un par de días por trabajo y nos despedimos de ella en la puerta de casa cagados y vomitados. El niño claro.
   La caca nos salía por la espalda y en un momento de distracción mientras le cambiaba, el peque metió la mano en el pañal para después maquillarse el papo con sustancia marrón. No voy a dar más detalles pero me costó casi un paquete entero de toallitas solucionar el problema.
   Primera crisis resuelta. Van 5 minutos. Quedan 54 horas.

jueves, 13 de septiembre de 2018

DIARIO DE UN PAPA PRIMERIZO: Aprendiendo a comer

   Uno de los mayores placeres de la vida es comer, pero hay que ver lo que nos cuesta aprender a hacerlo.
   Lógicamente Mateo sólo conoce la leche de su madre, así que es normal que al principio le cueste un poco acostumbrarse a nuevos sabores y texturas.
   Para nuestro primer intento, el día 19 de agosto, decidimos utilizar un plátano bien machacado con un tenedor y no resultó del todo mal. La primera reacción fue de sorpresa pero en ningún momento mostró rechazo. También es cierto que solo conseguimos que comiese cuatro cucharadas de las cuales la mitad se perdieron por el camino en sus papos o en el babero. Al final le dejamos juguetear con un pedazo de plátano entero para que viese qué era lo que estaba comiendo. Se lo llevó a la boca, lo chupó un poco, y hasta lo mordisqueó con sus encías. Parecía que le gustaba más entero que machacado.
   Repetimos plátano durante unos días, y después hemos ido introduciendo pera, aguacate, papaya, zanahoria, patata. Siempre de uno en uno y machacados con tenedor. Al final con la pera también le dejamos juguetear con un pedazo.
   No observamos que por el momento le gusten más unas cosas que otras. Parece que ningún sabor le desagrada, pero sigue teniendo problemas para tragar. Come 3 o 4 cucharadas y luego cuesta mucho que vuelva a abrir la boca. Cuando consigues introducir una cucharada entera le suele entrar una arcada tremenda y en alguna ocasión ha vomitado. Parece ser que es un instinto reflejo a la textura de las papillas. Le está costando un poco acostumbrarse.
   El 11 de septiembre visitamos a la pediatra y nos recomendó comenzar a darle papillas trituradas con la batidora para reducir los grumos que pueden molestarle al tragar. También nos dijo que empecemos a mezclar ingredientes en las papillas y que debemos empezar a darle verduras.
   Desde ese día le hemos preparado una papilla de patata, zanahoria y ajo puerro. El resultado estaba siendo similar. Comía un poco pero se cansaba rápido y costaba mucho meterle las cucharadas. Sin embargo, por no tirar los restos de la papilla se me dio por comerla a mi. Para lo cual le añadí un poco de sal que no tenía y sin la cual, para ser sinceros, no había quién la comiese. Entonces se nos ocurrió dársela a probar y eureka! Por primera vez abría la boca y mostraba interés por comer.
   Tenemos que seguir probando nuevas papillas, pero por lo menos hemos visto que está empezando a disfrutar de eso que tanta felicidad le dará en esta vida: la comida.

martes, 28 de agosto de 2018

DIARIO DE UN PAPA PRIMERIZO: Nuestro primer golpe

   Recuerdo al poco de nacer Mateo haberle comentado a mi mujer un artículo que leí por algún sitio que ahora mismo no recuerdo. El artículo en cuestión trataba sobre "la primera vez que se te cae tu bebé al suelo". Por aquel entonces la reacción de mi mujer fue de estupefacción y rechazo. -¿Pero qué dices?, ¿cómo se le va a caer a alguien su bebé?.
   Pues bien, señores y señoras, en la vida siempre hay una primera vez para todo, nunca digas nunca, de este agua no beberé, no se debe escupir para arriba, etc, etc. El caso es que el otro día (26/08/2018) por la noche nos despertamos sobresaltados por un estruendo dentro de la habitación. Al parecer mi mujer le había terminado de dar el pecho a Mateo y ambos se quedaron dormidos plácidamente en la cama. Como mi mujer teme que sin darme cuenta aplaste a nuestro hijo cuando me giro dormido, siempre lo coloca a su lado, pero por el lado exterior del colchón. Lo que pasa es que justo esta semana, nuestro pequeño ha aprendido a girarse sobre si mismo, lo cual es todo un progreso para sus poco más de 5 meses, pero que ya le ha traído su primer gran susto. 
   Así que lo que suponemos que ha ocurrido es que mientras papá y mamá dormían, Mateo se ha girado y se ha escurrido por el hueco que queda entre nuestra cama y su minicuna. No es que sea mucha altura, pero la suficiente como para despertarnos con el ruido del golpe. Si sumamos esto a la repentina desaparición del niño lo que nos queda es un buen susto que nos llevamos. 
   Lo bueno es que precisamente todo ha quedado en un susto. Mateo, como es lógico, estuvo llorando unos segundos pero se le pasó muy rápido cuando lo cogimos en cuello. Tampoco hemos localizado ningún chichón ni marca del golpe así que la caída parece no haber tenido consecuencias en Mateo, seguramente ha salido peor parada la madera del suelo.

lunes, 18 de junio de 2018

DIARIO DE UN PAPA PRIMERIZO: El corte de pelo

   Hemos tenido que hacerlo. No nos ha quedado más remedio. Y es que de tanto tiempo que pasa tumbado a nuestro pequeño le había salido una calva alrededor de toda la cabeza que había convertido su preciosa melena morena en el peinado del último mohicano.
   Así que después de debatirlo largamente decidimos poner cartas en el asunto y cortarle el pelo. Como apenas tiene 3 meses no era plan de llevarlo a la peluquería, así que lo hicimos nosotros mismos en el baño de casa con una pequeña afeitadora eléctrica que tenemos. Al principio nos costó un poco porque no se estaba quieto, pero después de practicar un poco fue todo mucho más rápido.
   Finalmente conseguimos igualar su peinado afeitando toda la parte inferior y la verdad que ha quedado mejor de lo que esperábamos. Ahora tiene un look mucho más moderno lo que está claro es que va a pasar menos calor durante el verano.

DIARIO DE UN PAPA PRIMERIZO: Miedo

   Hoy he descubierto una nueva definición de la palabra miedo.
   Miedo es salir a dar un paseo con Mateo y que cuando estás a media hora de casa empiece a llorar como un poseído. Es en ese momento cuando empiezas a buscar y te das cuenta de que te has olvidado el chupo en casa. Por supuesto tampoco has traido un biberón con leche.
   Empiezas a sudar frío pensando en las posibles alternativas: echar a correr para casa, pillar un taxi, abandonar carricoche y niño y comenzar una nueva vida en un país extranjero...
   Entonces una vieja comienza a increparme: ¿qué le pasa a esi neñu?, ¿no trajiste agua?, pero si no echa ni una lágrima...
   Acelero el paso y la vieja se pone a mi lado. La madre que la parió. Cruzo la calle y consigo darle esquinazo.
   Intento darle a Mateo sus juguetes para distraerlo pero nada. Entonces se me ocurre sacar el móvil y enseñarle la pantalla. Milagro, la luz llama su atención y deja de llorar. Entonces llegamos a una zona adoquinada y el traqueteo del carricoche lo adormece. Bomba desactivada. Sólo han sido los 15 minutos más terroríficos de mi vida.

jueves, 14 de junio de 2018

CHEF RODRÍGUEZ: Carpaccio de Langostinos con su aceite


   Ingredientes:
-Langostinos
-Aceite
-Eneldo
-Sal
-Crujiente de cebolla

   Pelamos las colas de los langostinos y una por una las aplastamos entre dos papeles de horno ayudándonos del culo de una olla. Las reservamos en la nevera.
   Para el aceite de langostinos sofreímos en un cazo las cabezas que nos habían sobrado. Las sacamos a un mortero y machacamos bien para que suelten todos los jugos. Volvemos a depositar todo en el cazo y añadimos más aceite y sal. Dejamos cocinar a fuego muy lento unos minutos. Para terminar pasamos todo por un colador.
   Sacamos los langostinos de la nevera y los colocamos en una fuente. Los salamos con sal maldon, y añadimos la cebolla crujiente y un poco de eneldo. Terminamos con un chorrito del aceite de langostinos.

DIARIO DE UN PAPA PRIMERIZO: Los 3 primeros meses

   Y sin apenas darnos cuenta ya han pasado 3 meses desde que Mateo está con nosotros. Han sido unos meses intensos llenos de cambios y retos que hemos ido superando bastante bien. Al fin y al cabo este es un proceso de aprendizaje permanente. Nosotros aprendemos de Mateo y él aprende de nosotros y así día a día nos vamos adaptando a lo que va viniendo.
   En líneas generales creo que hemos tenido suerte. Mateo es un bebé muy bueno que solo llora cuando tiene hambre. Por las noches duerme ciclos largos de entre 4 y 6 horas y hemos conseguido que se duerma sólo. Lo dejamos en su minicuna después de cenar con la luz apagada y lo vigilamos con la cámara de video desde el salón. Tarda unos minutos, pero se queda frito.
   Durante el día duerme menos. Se pega minisiestas de 15 - 20 minutos en su hamaca cuando estamos en casa y cuando salimos duerme mucho mejor. Le encanta el traqueteo del carricoche o el ruido de los bares. En esos momentos sí que puede dormir más de una hora.
   Sus minisiestas están bien, pero no dejan tiempo para hacer nada. Yo que me quedo con él por las mañanas estoy desarrollando técnicas ninja para no despertarlo. Alguna vez se ha despertado con el simple chasquido de mi rodilla al intentar alejarme sigilosamente. Y es que aprovecho cada vez que cierra los ojos para adelantar cosas. Mandar un mail del trabajo, hacer alguna llamada, fregar cacharros, vestirme, ir al baño. Cada minuto es oro. Cuando está despierto no es que dé ningún problema, pero reclama atención permanente.
   En ocasiones, cuando no se duerme, lo tengo que llevar conmigo por toda la casa en su hamaquita. Parecemos una procesión de semana santa. Voy a lavar los dientes, conmigo al baño. Voy a vestirme, conmigo a la habitación. Voy a calentar su biberón, conmigo a la cocina. Mientras que me está viendo está tranquilo. Ahora que si deja de verme durante 5 segundos saca a relucir esa voz de tenor que la naturaleza le ha dado y grita cómo si cantase Rigoletto.
   Otra cosa curiosa que hemos notado es que le encanta la calle. Ya nos ha pasado varias veces que empieza a llorar como un loco cuando lo metemos en el carricoche, pero es abrir la puerta de la calle y asomarlo al descansillo y se queda totalmente callado.
   En definitiva, estamos contentos con el niño que nos ha tocado. Aunque algo tendremos que ver nosotros en ello.

martes, 15 de mayo de 2018

CHEF RODRIGUEZ: Arroz con Secreto y Setas


   Ingredientes:
-Arroz
-Secreto de cerdo
-Champiñones
-Setas
-Espárragos verdes
-Ajetes tiernos
-Cebolla
-Pimiento rojo
-Tomate
-Ajo
-Caldo de pollo/gallina
-Pimentón dulce

   Cortamos el secreto en trozos de bocado, lo salpimentamos y doramos en una sartén con un chorro de aceite. Apartamos.
   En la misma sartén salteamos media cebolla, un poco de pimiento rojo y un diente de ajo. Todo ello picado fino. Una vez dorado, añadimos medio tomate bien picado y cocinamos unos segundos. Apartamos junto con el secreto.
   Seguimos utilizando la misma sartén. Salteamos media docena de champiñones laminados, un par de setas en rodajas, los espárragos y los ajetes tiernos troceados.
   Recuperamos en la sartén el secreto y el sofrito. Añadimos una taza de arroz y una cucharada de pimentón. Sofreímos unos segundos y echamos dos tazas de caldo de pollo. Salamos al gusto.
   Lo más difícil del arroz es encontrarle el punto y cada cocina es distinta. En mi caso lo tengo a fuego muy fuerte hirviendo unos 6-7 minutos hasta que prácticamente ha desaparecido el líquido. En ese momento lo bajamos a fuego muy suave y tapamos otros 10 minutos. El arroz ni se mueve ni se destapa.

viernes, 20 de abril de 2018

DIARIO DE UN PAPA PRIMERIZO: Las nuevas tecnologías

   Ser padre nunca ha sido fácil, pero hoy en día gracias a las nuevas tecnologías lo tenemos un poco menos difícil. 
   Acabamos de comprarnos una minicamara para vigilar al peque y me parece la mejor inversión que podíamos haber hecho. Ha sido un poco cara, pero con ella podemos controlar a Mateo desde cualquier habitación de la casa.
   Además nos da la temperatura del cuarto donde está el niño, tiene sensor de ruido, sensor de movimiento, podemos ponerle nanas o hablarle a distancia. Y lo mejor de todo, podemos verle desde cualquier sitio con nuestros móviles. El niño más vigilado de este pais.


viernes, 13 de abril de 2018

DIARIO DE UN PAPÁ PRIMERIZO: Día 2

   Jueves 2 de Abril. 2018.
   Nuestro segundo día sólos ha ido muy bien. Incluso hemos salido a dar un paseo y tomar un café con el abuelo. Llevarlo en la mochila es todo un éxito. Va super tranquilo y dormido la mayor parte del tiempo. La gente se sorprende al verme por la calle e incluso alguna vieja me paró para poder ver al peque. Lo que no me gusta tanto es cuando la gente se toma la confianza de tocarlo. Toque usted a su nieto, que este niño tiene abuelos propios!


DIARIO DE UN PAPÁ PRIMERIZO: Siento una presencia...



   Cuidar de un hijo tiene cosas maravillosas, pero hay una parte oscura de la que nadie me había hablado. En la soledad de las mañanas hay momentos complicados y difíciles de explicar. Uno de esos momentos viene cuando recibes la llamada de la madre naturaleza y te das cuenta de que no estás solo. Uno intenta llevarlo con la mayor dignidad posible, pero es difícil mantener la serenidad en circunstancias tan comprometidas cuando sientes que alguien te está observando cual paparazzi a la puerta de una discoteca de famosos. Espero no estar volviéndome loco porque aún no oigo voces, pero si siento una presencia.

DIARIO DE UN PAPA PRIMERIZO: Primera mañana solos

   Hoy 11 de abril ha sido nuestra primera mañana sólos. La mamá ha querido empezar a trabajar y nos hemos organizado para que me quede yo cuidando del peque varios días a la semana. 
   El día empezó regular. Mientras mi mujer se preparaba para ir al trabajo le fui dando un buen biberón al niño para asegurarme que mis problemas no vendrían por culpa del hambre, pero en el mismo momento que mi mujer salió por la puerta pude detectar que a Mateo la caca le subía por la espalda. La responsabilidad era totalmente mía como artífice del último cambio de pañal y mi decisión con nocturnidad de ponerle una talla 1 cuando ya habíamos empezado con la talla 2. Supongo que me dió pena dejar pañales pequeños sin usar y tocaba pagar las consecuencias.
Una vez resuelto el problema, la mañana transcurrió con normalidad. 
   A las 10:30 nos preparamos para ir a la seguridad social. A las 11 tenía cita para tramitar la parte de baja de maternidad que me va a ceder mi mujer. Todo iba muy bien. Mateo se quedó dormido en la mochila y el autobús pasó justo a tiempo para llegar a la hora a las oficinas. El problema comenzó al sacar mi turno y darme cuenta que tenía por delante más de una hora de espera. Las veces anteriores nos habían atendido casi sobre la marcha y yo me había confiado. Los nervios comenzaron al darme cuenta que no había traído ningún biberon para alimentar a la bestia cuando se despertase hambrienta. Los turnos parecían no avanzar, y cada vez que Mateo se movía, un escalofrío recorría mi espalda.
   Finalmente, pasadas las 12, llegó mi turno y en unos 20 minutos habíamos terminado de hacer los tramites y pude coger el autobús de vuelta a casa para esperar acompañado de biberones de reserva que la fiera abriese los ojos.

DIARIO DE UN PAPA PRIMERIZO: El sueño

   Una de las cosas más importantes que aprendes al poco de ser padre es intentar aprovechar al máximo los ratos de sueño.
   El problema es cuando tu mujer se va a la ducha dejándote al cargo, y cuando vuelve se encuentra que quien está vigilando es el niño.
   Foto perfecta para presentar mi candidatura a padre del año.

DIARIO DE UN PAPA PRIMERIZO: Nuestro primer bibe

   Dentro de poco mi mujer va a empezar a trabajar así que tenemos que ir preparándonos. Como estamos con lactancia exclusiva (no le damos biberones de fórmula), hemos estado acumulando leche en el frigorífico para cuando la mamá no esté con nosotros. 
   El problema ahora es aprender a tomar esa leche desde un bibe y no directamente desde la teta. Nuestro primer intento fue el lunes 2 de abril y resultó todo un éxito. El biberón que utilizamos es el modelo calma de Medela y es algo especial porque requiere que el bebé haga vacío y succione igual que lo hace en el pecho de la madre.
   Al principio le costó un poco pillar el truco. Se desesperaba al tener la comida tan cerca pero no ser capaz de conseguirla. Pero a los 5 minutos consiguió un primer trago de leche y rápidamente se dió cuanta de cómo funcionaba el asunto. Tan bien se le dió que se tragó algo más de 50 ml en menos de 5 minutos. Creo que nuestra reserva de leche se nos va a quedar pequeña. Este niño es un tragón.

jueves, 12 de abril de 2018

CHEF RODRIGUEZ: Pollo con espinacas y champiñones

  
   Ingredientes:
-Pechuga de Pollo
-Champiñones laminados
-Espinacas
-Leche evaporada
-Queso parmesano rallado
-Cebolla
-Ajo
-Aceite
-Sal
-Pimienta
   Salpimentamos las pechugas y las doramos en una sartén. Apartamos en un plato.
   En la misma sartén sofreimos media cebolla y un diente de ajo picado. Añadimos los champiñones laminados y las espinacas. Una vez cocinados echamos la leche evaporada y el queso parmesano hasta tener el espesor deseado. Recuperamos el pollo.
   Con pasta está espectacular!

lunes, 9 de abril de 2018

DIARIO DE UN PAPA PRIMERIZO: Clases post-parto

   Martes 27 de Marzo de 2018.
   Hoy hemos empezado a acudir a unas clases post-parto que dan las matronas que nos atendieron durante el embarazo en el mismo centro de salud del parque.
   El curso lo dan en la sala donde las mamás hacen sus ejercicios de preparación al parto, así que está lleno de colchonetas y balones gigantes. Todos nos sentamos en las colchonetas con nuestros bebés y vamos hablando sobre diferentes temas.
   Hoy le han explicado a mi mujer cómo hacer ejercicios de recuperación. Se tratan de unos movimientos con la respiración para fortalecer de nuevo las zonas debilitadas tras el parto como el suelo pélvico. También hemos hablado sobre las dificultades que nos vamos encontrando. En ese sentido había de todo. Bebés que comen mucho, bebés que comen poco, etc. Es agradable compartir las experiencias con otras personas y ver que todos pasamos por dificultades con nuestros niños.
   Mateo era el más pequeño de la clase. Aún no tiene un mes y de los otros niños el más pequeño ya casi tenía 3 meses. De todas formas se portó bastante bien. Solo lloró un poco y rápidamente mi mujer le dió el pecho y se tranquilizó.
   De hecho casi todas las madre sacaron la teta en algún momento, y aunque sé que es algo natural no sé para dónde mirar en esos momentos. Además, hasta última hora fuí el único papá en la clase.

martes, 3 de abril de 2018

DIARIO DE UN PAPA PRIMERIZO: El parto II

   De alguna manera estaba escrito que el 28 de Febrero de 2018 iba a ser un día especial, y en los días especiales ocurren cosas especiales.
   Me despertó el sonido de mi teléfono móvil. Era mi madre para decirme que ya se acercaba el momento y de paso preguntarme si había mirado por la ventana.
   Me levanté del incómodo sillón y me asomé por la cristalera de la habitación. No me lo podía creer, estaba nevando! Los coches del aparcamiento, los jardines y los prados que rodeaban el hospital amanecían cubiertos de una blanca capa de nieve. Parecía como si alguien desde algún sitio quisiese poner un toque aún más mágico a un día que recordaremos para siempre.
   Rápidamente me dirigí de nuevo a la zona de dilatación donde estaban mi mujer y mi madre. Eran las 8 de la mañana. Mi mujer había conseguido dormir un poco y se la veía más descansada. Ya había dilatado bastante, pero aun le quedaba mucho. Nos dijeron que el niño no nacería antes del medio día, así que me escapé un rato a la cafetería del hospital a desayunar algo. La noche la había aguantado con unas barritas energéticas que casi sin querer había metido en la maleta, pero mi estómago ya pedía algo más contundente.
   Ya con las pilas cargadas regresé junto a mi mujer y ya no me separé de ella hasta que fuimos 3. El resto de la mañana pasó relativamente rápido. Cada poco venían a comprobar cómo iba la dilatación y la frecuencia de las contracciones. Gracias a la epidural mi mujer no tenía demasiados dolores y el anestesista le había indicado un botón para pulsar en caso de que las molestias aumentasen y darse un chute extra de anestesia. Cuando las matronas se enteraron de esto querían matarle. Al parecer ya se había pasado con la dosis de todas las embarazadas de esa noche y eso era la gota que colmaba el vaso. Supuestamente es necesario que la embarazada sienta algo de dolor para identificar las contracciones y saber cuando empujar, pero allí nadie sentía nada. Según las matronas todos los partos estaban "bloqueados". Bueno, todos no. Una valiente que decidió no utilizar la epidural gritaba como si la estuviese interrogando la santa inquisición. Por un momento pensamos temimos que eso fuera lo normal, hasta que nos confirmaron que la chica no había querido la anestesia y respiramos más tranquilos.
   Pasadas unas horas nos dijeron que era el momento de empezar a empujar y una de las matronas junto con una estudiante se quedó con nosotros para ayudarnos. Cada vez que el monitor indicaba una contracción mandaba a mi mujer que empujase aguantando la respiración mientras que ella metía los dedos para ayudar a ensanchar el hueco por el que debía de salir el bebé. Ya no se ni las veces que le escuché decir a esa mujer: ahora puja, fuerte, fuerte, fuerte, puja, puja, aguanta, aguanta, puja, fuerte, fuerte, fuerte, descansa. Poco a poco la cosa fue avanzando y a una de estas que me dio por asomarme ya se veía parte de la cabecita del bebe como un coco peludo que intentaba salir.
   La situación se repetía una y otra vez, pero no conseguían que la cabeza asomase del todo. Cada poco venía la ginecóloga para ver como evolucionaba la cosa y en una de estas se percató que el liquido que salía estaba manchado, lo cual era señal de que el bebé se había hecho caca. Nos dijeron que era normal y que no pasaba nada, pero yo pude notar como desde ese momento las matronas empezaron a acelerar todo el proceso. De hecho no tardaron en pasarnos al paritorio para terminar el parto. Al parecer, el bebé venía con una vuelta de cordón y por eso no terminaba de asomar la cabeza. En cada contracción mi mujer conseguía bajarlo hasta la salida, pero al dejar de empujar el cordón volvía a tirar de él para dentro. La ginecóloga estuvo muy acertada al darse cuenta del peligro.
   Tal era la prisa por sacar al bebé que no dudaron en tirar de bisturí y darle un buen corte a mi mujer ahí abajo. Al mismo tiempo una de las matronas se tumbaba sobre el pecho de mi mujer para empujar desde arriba. No se como de tensa era la situación porque desde el desconocimiento no te enteras de nada, pero no me parecía muy cotidiano el procedimiento. Además, eramos en el paritorio 8 personas. Mi mujer (por supuesto), mi madre, dos matronas, una estudiante, la ginecóloga, una auxiliar y yo.
   Yo permanecía junto con mi madre a la altura de la cabeza de mi mujer hasta que la estudiante me hizo un gesto para que me acercase a mirar y apenas me dió tiempo a asomarme cuando de dos empujones más apareció Mateo.
   Durante todo el embarazo había tenido mucho miedo de cómo reaccionaria en el parto. No soy una persona demasiado aprensiva, pero las imágenes que se llegan a ver no son del todo agradables. Sin embargo, es cómo si lo que estás viendo estuviese en un segundo plano. Al asomarme y ver aquel tremendo corte y toda aquella sangre no sentí miedo ninguno. Es como si mis ojos viesen solo lo importante, y lo importante sucedió a los pocos segundos cuando salió mi pequeño. Recordaré ese momento como uno de los más felices de mi vida. Acabábamos de traer al mundo algo nuestro. Mi mujer lo había hecho posible. Lo habíamos conseguido.
   La sensación de alivio fue general. Desde la propia madre hasta las matronas. Tengo la sensación de que el parto fue mucho más delicado de lo que nunca nos dirán. De hecho a Mateo se lo llevaron inmediatamente a la pediatra para examinarlo. Según ellas para asegurarse de que no había tragado el líquido con su caca, pero yo creo que querían asegurarse que todo estaba bién. La propia pediatra vino a los 5 minutos para tranquilizarnos. Nos dijo que no había ningún problema y nos dió la enhorabuena.
   La felicidad fue completa cuando a los 10 minutos nos lo trajeron y ya pudimos verle bien. El pobre tenía la cabeza toda ahuevada hacia su lado izquierdo fruto de tanto tiempo entrando y saliendo. Tenia un gorrito que le cubría su tremenda mata de pelo negro heredado de la madre sin ninguna duda. No lloró casi nada. Ni siquiera cuando le metieron en los ojos una pomada de antibiótico o le pincharon.
   Ya con él en brazos, esperamos a que terminasen de coser a mi mujer durante un largo rato porque el corte era bien grande, y finalmente volvimos a la habitación donde había estado dilatando.
   En ese momento comenzaba nuestra nueva vida. Desde ese instante dejamos de ser dos para ser tres. Mateo ya estaba con nosotros.

martes, 27 de marzo de 2018

DIARIO DE UN PAPA PRIMERIZO: El Parto I

   Todo comenzó sobre el medio día del martes 27 de febrero. Mi mujer empezó a sentir unas molestias en la zona lumbar. En un principio no debería tener mucha importancia, pero cuando estás embarazada de 41 semanas, en embarazo prolongado, y los dolores vienen y van de manera constante, eso sólo puede significar una cosa: estábamos de parto!!
   Inicialmente las molestias eran llevaderas, o eso me decía mi mujer, y aunque venían con bastante frecuencia nosotros teníamos pensado permanecer en nuestra casa el mayor tiempo posible. Ese es el consejo que te dan las matronas. En el hospital no te van a hacer nada en una fase tan temprana, y por lo menos de esa forma estás tranquilo en tu casa.
   Siguiendo con nuestra idea inicial decidimos esperar hasta que las contracciones fuesen más intensas y seguidas (la teoría dice dos contracciones cada 10 minutos). Aprovechamos el tiempo para comer, revisar la maleta que íbamos a llevar, darnos una ducha, y a media tarde avisamos a mi madre para que fuera viniendo hasta nuestra casa. Mi madre es enfermera y nos iba a acompañar durante todo el proceso.
   Sobre las 7 de la tarde, ya con contracciones bastante frecuentes, decidimos poner rumbo al hospital. Como no podía ser de otra manera me olvidé las llaves del coche en casa y tube que dar la vuelta corriendo para que mi mujer y mi madre no se congelasen en la calle. Posiblemente ese día será recordado como el más frío del año en Gijón.
   Al llegar al hospital tuvimos suerte encontrando aparcamiento a la primera y entramos caminando por la zona de urgencias donde nos tomaron los datos y nos mandaron pasar a la sala de espera.
   Mi mujer y mi madre se fueron acompañadas de una enfermera y yo me quedé allí esperando hasta que, pasados unos minutos, otra enfermera me vio y me preguntó qué estaba haciendo allí. Supongo que la maleta y mis pintas le hicieron pensar que era un indigente tratando de pasar la noche bajo techo. Le expliqué la situación y me dijo que tenía que pasar directamente a la sala de espera de ginecología. Allí me encontré de nuevo con mi mujer y, después de esperar un rato, la vio el ginecólogo y nos mandaron subir a la planta.
   Nuestra gran suerte fue que nos dieron una habitación para nosotros solos. El miedo que tenía era no saber con quién nos tocaría compartir cuarto, y más en unas circunstancias tan incómodas. Afortunadamente nos comentaron que no había mucha ocupación en la planta, y que sólamente en caso de que se llenase nos molestarían poniendo una segunda cama.
   La habitación no era muy grande pero disponíamos de todo lo necesario. Una cama, dos sillas y un sillón reclinable que me torturaría la espalda las dos noches siguientes. Al estar solos pudimos disponer de los dos armarios y del baño a nuestras anchas.
   Mi mujer seguía sintiendo dolores cada vez más fuertes, pero las instrucciones que nos dieron fueron que teníamos que esperar hasta que las contracciones fuésen cada dos minutos. Con móvil en mano me dediqué a cronometrar la frecuencia hasta casi las 12:30 de la loche. Para ese entonces los dolores ya eran bastante insoportables y se repetían cada 2 minutos, minuto y medio, en ocasiones 3 minutos. Variaban pero eran muy fuertes y frecuentes. En ese momento decidimos llamar a la matrona para que nos preparasen para poner la anestesia epidural y nos bajasen a dilatación.
   La visita de la matrona fue todo un jarro de agua fría. Le hizo una exploración a la futura mamá y nos dijo que no había ninguna dilatación. Para encima resultó que la mayoría de dolores que mi mujer estaba sintiendo, aunque recurrentes, no eran contracciones. Después de tantas horas de dolor no es nada esperanzador escuchar que la cosa ni siquiera comenzado. Para mi mujer tuvo que ser horrible imaginar lo que se le venía encima en una noche que no había hecho más que comenzar.
   La matrona se despidió de nosotros recomendándole a la parenturienta que se diese una ducha de agua caliente para relajarse y soportar mejor los estragos y nos dijo que la avisásemos cuando tuviésemos contracciones reales cada dos minutos. No es que fuese borde con nosotros, pero en nuestra situación no hubiese estado de más un poco más de empatía por su parte. La noticia que nos había dado nos hundió la moral, y sobró el tonito de "no me hagáis perder más el tiempo".
   La ducha caliente ayudó en cierto modo, pero las horas siguientes fueron duras. Caminando por la habitación, apoyándose en la pared, sentada en la cama, mi mujer ya no sabía cómo ponerse para soportar los dolores. A las tres de la mañana la cosa era tan insoportable que decidimos volver a llamar a la matrona.
   En esta ocasión las noticias no fueron tan malas. Después de la exploración nos dijo que ya había 3 centímetros de dilatación. Aunque inicialmente pueda parecer poco, para nosotros resultó todo un alivio saber que el tiempo sufrido, ahora sí, había servido para algo. Yo creo que la matrona nos vió tan desesperados que decidió que fuesemos pasando a dilatación y que preparasen a mi mujer para la anestesia epidural.
   Otro golpe de suerte que tuvimos fue que al anestesista se le juntaron otras dos mujeres de parto a la vez que nosotros. Como eran las 3 de la mañana y el hombre debía de querer volver a acostarse decidió hacer un 3x2 y le puso también la anestesia a mi mujer junto con las otras dos. Normalmente no recomiendan hacerlo hasta los 6 centímetros de dilatación y nosotros sólo teníamos 3, pero visto el sufrimiento pasado, creo que nos ahorró unas cuantas horas de dolor.
   Mi madre y yo esperamos sentados en la sala de espera de la planta durante un largo rato hasta que nos dijeron que podíamos pasar a la zona de dilatación donde ya estaba mi mujer. La encontramos mucho más calmada y ya sin dolores, recostada en una cama en un pequeño cuarto donde ya esperaríamos hasta pasar al paritorio. Incluso la matrona le recomendó que durmiese un poco porque con la anestesia la cosa iba para largo. Según ella a razón de centímetro cada 2 horas y necesitábamos llegar a 10.
   Con las horas que nos quedaban por delante, mi madre insistió en quedarse y yo volví a nuestra habitación a intentar descansar un poco. Quedaron en avisarme cuando todo estuviese un poco más avanzado. No recuerdo que hora era, pero con el estrés de las horas pasadas me quedé profundamente dormido en aquel incómodo sillón.
 

EL PINCHÓMETRO: Café Mepiachi


   Lo descubrí gracias a un amigo, y no tardé en comprender porqué lo recomendaba. Café Mepiachi (esquina c/Cabrales - c/ Covadonga - Gijón). El sitio es caro, no hay que negarlo. Un vino de la ribera del duero puede rondar los 2,75 euros, pero por lo menos sabes que parte del dinero está bien invertido en un pincho más que notable. En este caso patatas con salsa de queso azul y criollo, empanada, aceitunas y patatas fritas. Destacar también que si repites consumición te vuelven a poner pincho, o eso me pareció ver en la mesa de al lado.

DIARIO DE UN PAPA PRIMERIZO: Nuestra primera noche solos

   El sábado 24 de Marzo de 2018 pasará a la historia como el primer día que Mateo y yo nos quedamos solos en casa. En principio puede no parecer gran cosa, pero para un bebé que es adicto a la teta de su mamá es todo un mérito estar unas cuantas horas sin su dosis de leche.
   El tema es que la mamá tenía una cena con unas amigas y era una pena que no pudiese ir. Así que nos organizamos para que el bebé quedase bien cenado justo antes de que mi mujer a las 11 de la noche cogiese un taxi en la puerta de casa.
   Estuvo a punto de darme un ataque de pánico cuando, acabando de cerrar mi mujer la puerta de casa, Mateo empezó a llorar. Por un momento pensé en asomarme a la ventana y abortar la misión al grito de "no nos abandones"! Pero por suerte el pequeño se calmó y como consecuencia el papá se calmó también. 
   Como Mateo estaba un poco ansioso decidí portearlo, y aunque al principio intentó resistirse un poco, terminó quedándose tranquilo.
   Una vez la situación estuvo controlada me pedí una pizza y me preparé una buena jarra de cerveza. La pizza me la tuve que comer dando paseos por la casa porque Mateo quiere mucho a su padre y decidió que lo mejor sería que su papá hiciese ejercicio para bajar mejor las calorías que se estaba comiendo. Con tanto paseo la cabeza del peque terminó llena de migas de pizza y puede que con un cierto olor a carbonara, pero por suerte una vez que vió que ya habíamos hecho suficiente cardio se quedó profundamente dormido.
   Aproveché entonces para sentarme en el sofá y ver una película. Todo estaba saliendo a la perfección. De hecho pensé que habíamos superado la prueba, pero ya casi al final de la película la jarra de cerveza empezó a hacer efecto y me entraron unas ganas tremendas de ir al baño. Algo que en principio no debería suponer ningún problema es toda una misión imposible con un bebé dormido atado al pecho. Para no despertarlo los movimientos tienen que ser como los de un ninja y por supuesto olvídate de encender la luz. Una vez en el baño la sensación era la de estar meando con un cinturón de yihadista. Cualquier fallo podía ser fatal y terminar ocasionando el despertar de una bestia hambrienta gritando de tal manera que hasta su madre lo iba a oír desde el restaurante.
   Finalmente no ocurrió nada y pude volver a terminar de ver mi película. Decidí no volver a tentar la suerte y me quedé inmóvil en el sofá viendo la tele hasta que la madre llegó de vuelta a las 3:15 de la mañana. Mateo seguia dormido y yo había cumplido mi misión.  

martes, 27 de febrero de 2018

DIARIO DE UN PAPA PRIMERIZO: ¿Dulce espera?

   Aquí seguimos. Supuestamente salimos de cuentas el lunes 19 de febrero. Estamos a martes 27 y Mateo no parece que quiera salir.
   Este lunes hemos ido otra vez a monitores. Todo está correcto, pero el niño no tiene ninguna prisa. Quizá intuya que estamos en plena ola de frío y con lo agusto que debe estar ahí dentro no quiere asomar ni la patita.
   Nos han vuelto a citar en monitores pasado mañana jueves día 1 de Marzo. Supongo que si ese día sigue sin haber indicios de parto nos citarán directamente para inducirlo.
   Mientras tanto nosotros seguimos a la espera. Supongo que en cualquier momento puede ser que tengamos que salir disparados para el hospital, pero la espera se está haciendo larga. La barriga de mi mujer ya no da para mucho más y tenemos muchas ganas que empieze nuestra nueva vida. Después de 9 meses supongo que unas horas no deberían importar mucho, pero la verdad es que cuanto más cercano está el conocer a nuestro bebé, más dura se hace la espera.


ACTUALIZACIÓN DE ESTE POST: SON LAS 6 DE LA TARDE Y PARECE QUE ESTAMOS DE PARTO!!!

EL PINCHÓMETRO: Montelueño Comes y Cañas


   Una buena opción para un vermouth de domingo. En pleno centro de Gijón está Montelueño Comes y Cañas (Paseo de Begoña 8 - Gijón) y nada mejor después de dar un paseo por la zona que tomarse una caña bien fría. Pues si además nos acompañan la consumición con una cazuelina de lomo con patatas y pimientos pasa lo que pasa, que entran directos al Pinchómetro de Wallacelandia.

martes, 20 de febrero de 2018

GAMER: Saint Seiya Soldiers´ Soul


   No puedo ser objetivo con este juego, lo reconozco.

   No soy demasiado fan de los juegos de lucha y estoy seguro de que hay más de 50 juegos en ese género mejores que este, pero tener la oportunidad de controlar a los Caballeros del Zodiaco es todo un regalo para alguien que como yo nació en los 80.

   La temática principal es muy sencilla. Para ir avanzando en la historia tenemos que ir venciendo a los diferentes rivales que nos vamos encontrando. El desarrollo es totalmente fiel a la serie original de televisión y podemos disfrutar de la lucha en las doce casas del santuario, la batalla de Asgard, enfrentarnos a los generales de Poseidón o descender al inframundo en la saga de Hades. Mención especial a los subtítulos es español, que respetan casi a la perfección los nombres de personajes y ataques especiales de los caballeros tal cual salían en la serie.

   Los combates se libran normalmente al mejor de dos rondas, aunque hay excepciones para ser fieles a la historia. Por ejemplo, podemos vencer una primera ronda con Andrómeda pero luchar la segunda con un Fénix que aparece de pronto para ayudar a su hermano.

   La técnica de lucha es muy sencilla, puede que ahí sea donde más patina el juego, pero a la vez lo hace muy entretenido. Para qué necesitamos una gran variedad de combos posibles si lo que realmente queremos es cargar nuestra barra de cosmos al máximo para lanzar los meteoros de pegaso, el polvo de diamantes, o desatar el último dragón.
   La narración de la historia está muy bién condensada y no resulta para nada pesada. En definitiva, es como volver a ver la serie de dibujos animados que tantas alegrías me dio de niño de manera resumida y tomando parte activa en los combates.

   Como parte negativa resaltaría la banda sonora. No es la original de la serie (por lo menos en España) y se echa mucho de menos.

   El juego también nos ofrece otras muchas alternativas a la historia principal. Hay varias formas de combate libre para poder luchar con cualquier caballero que hayamos desbloqueado previamente. También hay un modo de juego específico con los caballeros de oro equipados con sus armaduras divinas y tampoco podía faltar la opción de combates online.
   Para terminar hay un apartado de coleccionables, donde podemos comprar escenarios, músicas, etc, con los puntos de experiencia que hemos ido obteniendo en el juego.

   En conclusión, no lo recomendaría a quien sólo busca un juego de lucha, pero si creciste viendo los caballeros del zodiaco por la tele estamos ante un juego imprescindible.

Gráficos: 6
Música: 3
Jugabilidad: 8
Argumento: 8

jueves, 15 de febrero de 2018

DIARIO DE UN PAPA PRIMERIZO: ¿Última semana?

   Hoy es 15 de febrero y supuestamente el día 19 salimos de cuentas, así que podríamos decir que estamos en nuestra última semana de embarazo, o no...
   Esta mañana hemos estado en Cabueñes. Primero hemos ido a la sala de monitores, donde han monitorizado al bebé durante media hora con una especie de sensor. El destino ha querido que Mateo, que últimamente no se para quieto, estuviese totalmente tranquilo. El problema es que para la prueba necesitaban actividad del bebé, así que han tenido que despertarlo con una especie de vibrador. Con lo agusto que debía de estar él echándose su siesta de media mañana.
   El resultado de la prueba ha sido muy bueno. Todos los parámetros están en orden e incluso detectaron alguna contracción, pero son tan leves que ni la mamá las nota.
   Después tuvimos la que debería ser nuestra última consulta con el tocólogo. Aquí también nos dijeron que todo estaba bien, pero ven muy poca dilatación así que creen que Mateo va a tardar aún unos días en salir. De hecho nos han dado consulta para él dia 26 directamente en la sala de monitores, aunque tenemos la esperanza de no tener que acudir a esa cita.


viernes, 9 de febrero de 2018

DIARIO DE UN PAPA PRIMERIZO: Estamos en posición

   El susto inicial que nos dió el médico en la tercera eco ha quedado en eso: un susto. Durante las siguientes semanas el bebé parecía estar de romería y ha estado moviéndose mucho. Nuestra esperanza era que detrás de tanta fiesta estuviese el giro definitivo y que por fín se posicionase con la cabecita para abajo.
   Pues parece que nuestro pequeño lo ha conseguido. Primero nos lo dijo la matrona. Le comentamos en una de nuestras clases de preparación al parto lo que nos había dicho el médico , y al terminar la clase se prestó a volver a palpar la barriga para ver si detectaba la posición. En una primera opinión ella lo sentía con la cabeza para abajo, pero cómo no quería volver a meter la pata, pidió a otras dos compañeras por separado que evaluasen la barriga. Aquello parecía un desfile de matronas, pero las tres estaban de acuerdo en que la posición, ahora sí, era la correcta.
   Aunque ya estábamos tranquilos, nuestra siguiente visita al tocólogo nos lo confirmó definitivamente. Mateo está en posición y esperando. Preparados, listos...

DIARIO DE UN PAPA PRIMERIZO: La tercera Eco

   La que debía ser la mejor de las tres ecografías resultó un chasco total. Al parecer el bebé estaba torcido y el doctor tampoco estaba por la labor de perder mucho tiempo buscando un buen ángulo. Según él, por más que lo intentásemos no íbamos a conseguir una imagen mejor. Pero la verdad es que después de tomar todas las mediciones protocolarias tampoco nos dedicó mucho más tiempo.
   En la imagen pudimos ver por ráfagas diferentes partes del cuerpo, pero de manera muy difuminada. Por lo menos todos los parámetros estaban correctos, que al fin y al cabo, es lo más importante. La pena es que nos quedamos sin la que supuestamente iba a ser la mejor foto de nuestro bebé.
   Me preocupó un poco cuando nos dijo que Mateo aún no se ha dado la vuelta. Es decir, sigue con la cabeza para arriba. Lo cual no es bueno porque así no puede salir llegado el momento del parto y habría cesarea. La notícia nos sorprendió porque la última vez que vimos a la matrona nos había dicho que ya estaba en posición. Claro que nos lo dijo al palpar la barriga de la madre, lo cual, lógicamente es mucho menos fiable que una ecografía. De todas formas el médico nos tranquilizó diciéndonos que aún es pronto y que sobra tiempo para que se de la vuelta.
   En caso de que no haya cambios, en nuestra próxima visita al tocólogo ya verían que medidas tomar. Como por ejemplo intentar girarlo manualmente. Es un procedimiento bastante común, pero sólo tiene éxito en un 60% de los casos y resulta fastidioso. Hay que sedar a la mamá y puede ser un poco doloroso mientras que le manipulan la barriga. Esperemos que Mateo sea un niño bueno y se ponga él solito en posición.

DIARIO DE UN PAPA PRIMERIZO: El curso de preparación

   Las últimas semanas hemos estado yendo todos los viernes a un curso de preparación para lo que se nos viene encima.
   A las 9:30 dejo a mi mujer en el Centro de Salud donde tiene una clase de preparación práctica para el parto, y a las 10:15 vuelvo para asistir juntos a la clase teórica.
   A la parte práctica no puedo asistir porque el aula donde se imparte no es lo bastante grande para padres y madres. Así que a esa parte acuden sólo mujeres. Allí practican las formas de respirar, de empujar, mecanismos de concentración, y todo lo relacionado con la parte más funcional del parto.
   Mientras todo esto ocurre yo aparco el coche en el parking del Molinón y hago tiempo tomando un café y leyendo la prensa. Con esto quiero decir que llegado el momento, cuando mi mujer se ponga de parto, y gracias a que no me dejan asistir a las clases prácticas, mi preparación y entrenamiento va a consistir en ser capaz de bajar a la cafetería de Cabueñes y saber cómo se toma un café leyendo el Marca. Cómo ir a la guerra si haber visto un arma!
   A las 10:15 me incorporo y pasamos a un aula mayor donde nos sentamos y la matrona nos va dando información teórica ayudándose de un proyector. Para esta parte se supone que ya pueden venir los padres, pero la realidad es que a excepción de un par de días yo he sido el único hombre presente.
   Estar ahí sólo, rodeado de unas quince futuras madres, es cuando menos una situación peculiar para mi. Ya están todas en un estado bastante avanzado de gestación, así que la que menos, tiene una barriga como un luchador de sumo, y del nivel de hormonas mejor ni hablamos. El primer día una se puso a llorar como la magdalena al presentarse. Decía que le pasaba con frecuencia y que no lo podía controlar, especialmente al verse en el espejo. Para mi resulta todo rarísimo, pero claro, soy el único presente junto con la matrona que no llevamos un alien dentro.
   Cada clase está teniendo una temática. Están divididas en: Cuidados del bebé, lactancia, parto y post-parto. Todo el contenido resulta muy interesante, pero es tanto que cuando nazca el niño no sé si nos acordaremos de la mitad. Supongo que lo importante es tener unas pautas claras sobre cómo va a ser todo y luego la experiencia propia hará el resto. Yo por mi parte tengo miedo hasta de coger el muñeco que la matrona utiliza para explicarnos alguna cosa.
   Nosotros terminaremos el ciclo de clases con las correspondientes a Parto I, y Parto II. Personalmente es la parte a la que más respeto le tengo. La matrona ya nos ha advertido que nos preparemos porque, y cito textualmente: "es un proceso animal".
   Entre las muchas cosas de las que me he enterado, resulta que si por algún motivo el parto es por cesárea, me van a dejar el bebé a mi mientras mi mujer está en recuperación para que sea yo el que lo tenga piel con piel los primeros momentos de su vida. La idea, llegado el caso, me parece genial. De lo que ya no estoy tan seguro es que dicen que el instinto lleva al niño a buscar la teta de la madre, y si me engancha un pezón tengo que dejarle. No me veo dentro de 30 años contándole a mi hijo cómo yo le dí el pecho.

martes, 30 de enero de 2018

DIARIO DE UN PAPA PRIMERIZO: Ikea

   30 de Enero de 2018.
   Se suele decir que un bebé viene con un pan bajo el brazo, pero en nuestro caso aún no ha nacido y ya nos ha traído tres visitas a Ikea.
   La primera ocasión fuimos bastante seguros de lo que necesitábamos, pero eso a Ikea no le importa. Una vez que estás allí todo cambia. Ves cosas que resultan más interesantes, otras cosas que no necesitas pero podrían ser útiles, y cosas que ni quieres ni necesitas pero son tan baratas que resulta difícil no comprarlas.
   Como las leyes del espacio tiempo no funcionan de la misma manera en Ikea que en el resto del mundo, llega un momento en que yo bloqueo. Será la sensación de haber caminado varios kilómetros por aquellos pasillos laberínticos, o el hecho de mirar el reloj y darte cuenta que han pasado dos días desde que entraste. El caso es que cuando alcanzo ese punto de saturación ya no distingo una estantería de una cama, y mucho menos imaginarme cómo quedaría cada mueble en mi casa.
   En nuestra primera visita fue lo que nos pasó y como meterse en ese mundo de asesinos de árboles suecos es como ir a la guerra, nada mejor que recordar la máxima militar y aplicarnos el cuento de "una retirada a tiempo es una victoria". Así que nos volvimos para casa. Eso sí, con las ideas bastante claras sobre qué muebles necesitábamos para el cuarto de Mateo y qué muebles nos vendrían bien para nosotros. Todo ello apuntado en un papelito y a la espera de visualizarlo con calma en nuestra casa.
    En definitiva se decidió comprar dos cómodas, una para Mateo a utilizar también cómo cambiador y otra para nuestro cuarto (así nos deshacemos de un esperpento de mueble que tenemos que ni abre ni cierra). También vamos a comprar una cuna, una estantería auxiliar y vimos varios sofás cama para cuando vengan a visitarnos los abuelos. Todo eso quedó pendiente, pero con nosotros ya vinieron 3 cajas archivadoras blancas para adecentar un poco la parte superior del armario del cuarto del niño que lo teníamos hecho un desastre y el cambiador que irá sobre la cómoda.
   En los días siguientes hicimos una visita a Leroy Merlín y compramos ahí la estantería auxiliar. Encontramos una del tamaño perfecto y a buen precio, por lo que quitábamos un problema del medio, pero seguíamos teniendo pendiente volver a Ikea.
   Nuestra segunda visita iba a ser en teoría algo rápido. Con todo prácticamente decidido no podía fallar nada, pero repito, Ikea es un mundo paralelo. Quieras o no, terminas recorriendo los pasillos para volver a ver los muebles que quieres comprar y asegurarte que son como los recordabas. Compramos una caja archivadora más, una mosquitera que nos pareció interesante para proteger al bebé de los mosquitos durante el verano y ropas para la cuna. También descartamos definitivamente comprar el sofá cama (creemos que podemos apañarnos con uno que ya tenemos en casa). Y finalmente, llegamos al almacén con la referencia de todo lo que queríamos a falta de que nos lo enviasen a casa, pero... Ikea siempre tiene la última palabra. Ya no quedaban en stock las cómodas! llegarían en unos días.
   Conclusión, nuestra tercera visita a Ikea fue un sábado por la mañana. Primero tuvimos que recorrer otra vez todos los pasillos para comprar otra maldita caja archivadora porque la última que habíamos comprado era de distinto tamaño a las tres iniciales. Compramos también un pack de recipientes para la higiene del bebé que no habíamos encontrado las veces anteriores. Y por fin, llegamos al almacén donde pudimos cargar todos las cajas en un carro y encargar que nos las enviasen a casa.
   En estos momentos estoy montando muebles a velocidad de carpintero profesional porque tengo miedo que nazca Mateo antes de tenerlo todo terminado. Esperemos que no.


miércoles, 10 de enero de 2018

DIARIO DE UN PAPA PRIMERIZO: Las pataditas

   Dicen que es un momento mágico cuando sientes las primeras pataditas de tu hijo en el vientre de su madre. En el caso de Mateo creo que es la primera ocasión que ha encontrado para tomarme el pelo. Al más leve movimiento que la madre sentía, me llamaba para poder poner mi mano sobre la barriga y así compartir el momento. Pero nada. Era colocar la palma de mi mano sobre la panza de mi mujer, y el niño se quedaba quieto. Ni un movimiento. Al principio nos lo tomamos como una casualidad, pero el tiempo nos ha confirmado que el muy tramposo nota mi presencia como Luke notaba la presencia de Vader en el super destructor sobre la luna de Endor. La fuerza es poderosa en él.
   Con el tiempo, y a medida que se hace más grande y sus movimientos son más intensos, sí he conseguido sentirle. Aun así, sigue dándonos la sensación de que se tranquiliza cuando nota que lo estoy tocando, así que cuando está muy bailongo, mi mujer me suele pedir que ponga mi mano sobre su barriga.
   Hasta la fecha la vez que más lo he sentido fue hace un par de semanas cuando directamente creo que intentó pegarme un codazo desde dentro en plan "déjame tranquilo". La sensación fue de un pequeño huesito golpeando repentinamente la pared de la barriga desde el interior. Vamos, un intento de agresión en toda regla. Me gusta que tenga carácter, así juntos controlaremos la galaxia!! Jejeje.