Las últimas semanas hemos estado yendo todos los viernes a un curso de preparación para lo que se nos viene encima.
A las 9:30 dejo a mi mujer en el Centro de Salud donde tiene una clase de preparación práctica para el parto, y a las 10:15 vuelvo para asistir juntos a la clase teórica.
A la parte práctica no puedo asistir porque el aula donde se imparte no es lo bastante grande para padres y madres. Así que a esa parte acuden sólo mujeres. Allí practican las formas de respirar, de empujar, mecanismos de concentración, y todo lo relacionado con la parte más funcional del parto.
Mientras todo esto ocurre yo aparco el coche en el parking del Molinón y hago tiempo tomando un café y leyendo la prensa. Con esto quiero decir que llegado el momento, cuando mi mujer se ponga de parto, y gracias a que no me dejan asistir a las clases prácticas, mi preparación y entrenamiento va a consistir en ser capaz de bajar a la cafetería de Cabueñes y saber cómo se toma un café leyendo el Marca. Cómo ir a la guerra si haber visto un arma!
A las 10:15 me incorporo y pasamos a un aula mayor donde nos sentamos y la matrona nos va dando información teórica ayudándose de un proyector. Para esta parte se supone que ya pueden venir los padres, pero la realidad es que a excepción de un par de días yo he sido el único hombre presente.
Estar ahí sólo, rodeado de unas quince futuras madres, es cuando menos una situación peculiar para mi. Ya están todas en un estado bastante avanzado de gestación, así que la que menos, tiene una barriga como un luchador de sumo, y del nivel de hormonas mejor ni hablamos. El primer día una se puso a llorar como la magdalena al presentarse. Decía que le pasaba con frecuencia y que no lo podía controlar, especialmente al verse en el espejo. Para mi resulta todo rarísimo, pero claro, soy el único presente junto con la matrona que no llevamos un alien dentro.
Cada clase está teniendo una temática. Están divididas en: Cuidados del bebé, lactancia, parto y post-parto. Todo el contenido resulta muy interesante, pero es tanto que cuando nazca el niño no sé si nos acordaremos de la mitad. Supongo que lo importante es tener unas pautas claras sobre cómo va a ser todo y luego la experiencia propia hará el resto. Yo por mi parte tengo miedo hasta de coger el muñeco que la matrona utiliza para explicarnos alguna cosa.
Nosotros terminaremos el ciclo de clases con las correspondientes a Parto I, y Parto II. Personalmente es la parte a la que más respeto le tengo. La matrona ya nos ha advertido que nos preparemos porque, y cito textualmente: "es un proceso animal".
Entre las muchas cosas de las que me he enterado, resulta que si por algún motivo el parto es por cesárea, me van a dejar el bebé a mi mientras mi mujer está en recuperación para que sea yo el que lo tenga piel con piel los primeros momentos de su vida. La idea, llegado el caso, me parece genial. De lo que ya no estoy tan seguro es que dicen que el instinto lleva al niño a buscar la teta de la madre, y si me engancha un pezón tengo que dejarle. No me veo dentro de 30 años contándole a mi hijo cómo yo le dí el pecho.
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