jueves, 2 de noviembre de 2017

DIARIO DE UN PAPA PRIMERIZO: El nombre

   Si algo puede condicionar a una persona, eso es su nombre. Al fin y al cabo, suele ser para toda la vida. Así que con esto en mente, hemos hecho durante semanas un proceso de selección para intentar darle a nuestro futuro hijo el mejor nombre posible.
   Al principio estábamos de acuerdo en qué nombre nos gustaba, pero al parecer está siendo muy popular los últimos años, y tampoco queríamos que nuestro hijo tenga cinco compañeros con el mismo nombre en su clase, así que comenzaron las dudas.
   Llegados a ese punto decidimos empezar a preguntar a familiares y amigos para barajar otras alternativas. De esta manera elaboramos una lista con todos aquellos nombres que nos parecían apropiados.
   Los nombres que llegaron a estar en la lista fueron: Mateo, Oliver, Lucas, Thiago, Martín, Aaron, Evan, Marco, Julián, Illán, Noah, Nicolas, Leonardo, Teo, y alguno más. A mi, personalmente, unos días me gustaban unos, y otros días me gustaban otros.
   También costó convencer a la madre para que descartase uno de los nombre que más le gustaban. Hizo falta la presión de toda la familia y los amigos para conseguir, y no es broma, que mi hijo no se llame Facundo. Creo que no nos hubiese perdonado en la vida.
   Los días fueron pasando y cada vez teníamos más ganas de decidirnos para poder referirnos a la criatura por su nombre, pero no había manera. Hasta que un día se me dió por entrar en la pagina del Instituto Nacional de Estadística y ver qué nombre eran realmente los más populares.
   Después de esa pequeña investigación no me quedó ninguna duda y se lo dije a mi mujer. Descubrí que el nombre que inicialmente nos había gustado lo comparten en Asturias un 2,6% de los hombres. Es cierto que se trataba de uno de los porcentajes más altos entre los nombres de nuestra lista, pero lo que realmente me tranquilizó fue compararlo con el 16% de los Asturianos que se llaman David como yo. Si no he tenido ningún problema durante mi vida con un nombre tan supuestamente común, no creo que a mi hijo le moleste encontrarse con algún que otro tocayo de vez en cuando.
   Así que después de tantas vueltas decidimos retomar nuestra idea original y llamar a nuestro hijo como nos gustaba inicialmente: Mateo Rodriguez Churata.

1 comentario:

  1. Es verdad. Es difícil poner nombre a una criatura que está por nacer. Creo que todos podemos ayudar, pero la decisión es solo de los padres.

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