Uno de mis tíos me dijo cuando le conté que iba a ser padre que bienvenido al club de los preocupados. En ese momento no entendí muy bien a qué se refería, pero creo que ya empiezo a comprenderlo.
La noche antes de nuestra segunda ecografía no podía dejar de preguntarme si todo estaría bien, o si se habrían confundido al decirnos que esperábamos un niño. Supongo que esas son las primeras preocupaciones de la miles que me esperan a lo largo de mi nueva vida como padre.
A diferencia de la primera vez, en esta segunda ecografía nos tocó una doctora. En realidad primero empezó a manejar el ecógrafo una chica joven que supongo sería una practicante, y al cabo de un rato llegó la doctora.
En la pantalla se veía perfectamente la silueta del bebé y ellas iban tomando mediciones sin decir nada. Supongo que no habría mucho que decir, pero ese silencio me estaba empezando a preocupar, hasta que por fin dijo que estaba todo bien. Creo que sólo en ese momento empecé a disfrutar de las imágenes.
El bebé tenia la cabeza para abajo y nos explicaron que aun no se asienta en una posición fija, se va moviendo permanentemente.
A medida que iban variando las imágenes la doctora nos comentaba lo que estábamos viendo: cerebro, corazón, riñones y ahí nos dijo: es un chico, lo sabíais, no?
A nosotros eso nos sirvió para confirmar lo que ya nos habían dicho en la primera eco, pero para mi madre, que estaba allí a mi lado y no quería enterarse, fue el peor spoiler que le podían hacer. En cierto modo le agradezco a la doctora la indiscreción porque guardar el secreto estaba siendo un poco complicado, pero comprendo que para la futura abuela fue un pequeño jarro de agua fría. La médica metió la pata.
Una vez desvelada la sorpresa, llegó la mejor parte. Ya habían congelado varias imágenes y nos las habían dado, pero cuando la doctora consiguió un buen ángulo hizo algo en el ecógrafo y convirtió la imagen a 3D. En ese momento si que quedamos sorprendidos. Se podía apreciar con una nitidez increíble la cara del bebé. Sencillamente impresionante cómo se distinguían todos los rasgos. Una foto que guardaremos para siempre sin ninguna duda.