martes, 7 de enero de 2014

Diario de un Rodríguez. Último día.

   Ha llegado la hora de hacer balance de estas 3 semanas. La primera conclusión, y la mas importante es que sigo vivo. Queda demostrado pues, que se puede sobrevivir alimentándose prácticamente en exclusiva de bocadillos y tostas. Las comidas familiares y alguna que otra corderada con amigos también ayudaron. El vino también ha sido un buen aliado para la supervivencia. De hecho, espero ser nombrado vecino del mes por mi contribución al llenado del contenedor de reciclaje de vidrio de la manzana. Nadie ha reciclado más que yo.
   En estas semanas he descubierto muchas cosas. Por ejemplo: si no te quitas el jersey no es necesario planchar las camisas. Se pasa un poco de calor a veces, pero nadie dice que ir elegante sea fácil. Los pantalones vaqueros van con todo!! y si hay que lavarlos de urgencia siempre se puede recurrir a mama. Uno tiene que ser valiente. Como cuando se me acabó el champú y compré uno basándome solo en el precio, a riesgo de que mañana me maten cuando lo prueben.
   Termino el diario diciendo que todo esto que aquí se relata debe quedar entre nosotros. Si alguien me pregunta al respecto lo negaré todo. Aquí NO ha pasado nada. ¿Queda claro?

jueves, 2 de enero de 2014

Diario de un Rodríguez. Día 16

   He resuelto el misterio. Al parecer el aparato que hay en la cocina junto al fregadero es una máquina para lavar la ropa o lavadora. Los problemas de suministro de ropa limpia han terminado. El aparato es bastante sencillo de utilizar, aunque tiene más botones que el puente de mando del halcón milenario. A la hora de la verdad sólo se utilizan dos roscas. El único problema fue distinguir por dónde iba el detergente y por dónde el suavizante, pero creo que acerté porque la ropa salió limpia y suave. Había recibido indicaciones de no mezclar ropa de color con ropa blanca, pero no me pude resistir a ver que pasaba y metí unos calcetines blancos con la carga de color. Los calcetines ni se desintegraron ni nada, así que para mi eso de no mezclar es una leyenda urbana como lo del corte de digestión si te bañas después de comer.